La Isla Sur nos puso en frente una misión, y fue encontrar al tan codiciado y misterioso pingüino de ojos amarillos.
Cerramos nuestras mochilas después de estar unos días en Kaikoura y tuvimos que tomar la decisión de que ruta elegir: la que atraviesa por el centro la isla sur e ir a la ciudad de Queenstown (ruta de paisaje montañoso), o encarar la ruta 1 que bordea toda la costa este de la isla sur del país y seguir hacia el sur del sur. Luego de debatirlo entre mates y galletas, pesó más el mar y el saber que seguiríamos viendo más fauna marina así que elegimos el camino costero. El mismo nace en Picton y termina en Invercargill, último destino de la isla sur y también el último nuestro, ya que pronto comenzamos a trabajar nuevamente.
Prendimos motor, y emocionados por la abundancia de lobos marinos sobre tierra, nos propusimos conocer el famoso “yellow-eyed penguin” (pingüino de ojos amarillos), según dicen, es el único lugar del mundo donde podemos verlos.
Nuestra primer parada luego de Kaikoura fue Oamaru. Salteamos la ciudad de Christchurch (lugar que no hace mucho sufrió un terremoto) además de otras pequeñas ciudades, y anclamos en esta ciudad donde sabíamos que habían dos colonias de pingüinos, los “Blue Penguin” (pingüinos azules) y los “Yellow-eyed Penguin”.
Oamaru es una antigua ciudad costera y ferroviaria. Tiene grandes edificaciones, galpones, las casas tienen todas estructuras antiguas y varios espacios aparentemente abandonados. En esta ciudad es donde vi más influencia inglesa en el ambiente. Y, al igual que hemos sentido desde que empezamos a bajar mas al sur del país, no notamos la presencia de mucha gente. Sabemos que están, pero no vemos movimiento de autos, ni mucho flujo de personas en ningún lado ni horario. Algunas ciudades, parecen quedadas en el tiempo, abandonadas, pero no los están.
Galería de Oamaru
Misión pingüino
Primer intento en Oamaru
Solo sabíamos que podíamos ver a los “yellow-eyed penguin” en una playa a las 7.30am y a los “blue penguin” en otra playa a las 10:30hrs. No sabíamos a que se debía el horario, e ignorábamos por completo la rutina de los pingüinos hasta el momento. Así que… como cual fanática, me puse el despertador la noche anterior, después de quedar panza arriba por comer un gran plato de comida armenia, y me dormí soñando con pingüinos y con lesmeyunes…
Al día siguiente, el poder del ejercito armenio en mi estomago, del frío y el sueño, hizo que nos levantemos a las 8:30am, nos fuimos volando y tarde a ver a los yellow-eyed penguin (los de la 7.30am…), pensando que muy lejos no se iban a ir. Cuando llegamos, no vimos un pingüino y ni un rastro de ellos. Así que nos fuimos a la otra playa a buscar a los blue penguin (los de las 10:30am), llegamos a tiempo, pero nos encontramos con una sola manera de verlos, y era un caro tour por la noche…. Nos resistimos a pagar, ya que un rato antes, habíamos leído que los “Penguin Blue” se podían ver por todas partes y que había muchos por toda la ciudad, pero no fue así…
Comenzamos a rodar de nuevo hacia a la Península de Otago, en Dunedin, con la satisfacción de haber conocido Oamaru, pero con la tristeza de no haber podido ver un pingüino en su hábitat natural.
Segundo intento en la Península de Otago
Cuando miramos el mapa de la península, vimos que este era el paraíso de los leones marinos y de los pingüinos. Así es que nos instalamos en la gran ciudad de Dunedin. Esperamos a que el tiempo mejore, para poder recorrer toda la península.
Comenzamos a recorrer y cuando estábamos a solo 16km de llegar a la punta de la península donde están los pingüinos, comienza una gran tormenta con granizo. Decidimos dar la vuelta y regresar al día siguiente. Al avanzar unos kilómetros en retorno, el cielo se despeja por completo, entonces volvimos a dar la vuelta hacia la colonia de pingüinos, al hacerlo y avanzar unos kilómetros, nos sorprende nuevamente la tormenta, el viento y el granizo… claramente ese no era nuestro día..
Tercer intento en la Península de Otago
Al día siguiente, con el tiempo a nuestro favor, comenzamos a recorrer la península, visitamos todos los puntos, entre ellos, una playa donde se encuentra el monte “Sandymount”, el paraíso hecho playa. Allí esperábamos ver pingüinos, pero nos encontramos con un grupo de leones marinos, un macho, y una hembra con su cría, en total tranquilidad y aislados por completo de la civilización.
Al llegar al último punto (el deseado), el paraíso de los pingüinos, nos encontramos con un tour guiado, de solo una hora de duración, con un costo de $55nzd donde nos prometían ver a “yellow-eyed penguin” sin molestaros en una playa secreta… Dudamos… porque el tema no es el dinero, sino que sabemos que las buenas experiencias y los mejores caminos en su mayoría no son los pagos ni los intervenidos por la mano del hombre. Pero, pensé que este caso era diferente, ya que al tratarse de un animal tan especial, preservan con mucho cuidado su hábitat y merecía pagarlo para conservar el aislamiento y la paz de ellos. Así que solo yo lo hice ya que Álvaro no acepto pagarlo, y … señores y señoras, vi un pingüino, a 2km con un excelente binocular alemán y un solo pingüino azul por 20 segundos… El tour no duro una hora completa, y no solo eso, sino que comenzaron el tour, en un horario en el que normalmente no hay pingüinos sobre tierra y ellos lo sabían…
Galería de la Península de Otago
Hora de aprender sobre los pingüinos
Ya era hora de no ignorar algo tan importante y básico sobres los pingüinos. Así que aprendimos que estas pequeñas criaturas, se retiran de la tierra e ingresan al mar cuando amanece, para comer, y recién regresan a tierra (a sus nidos), cuando baja el sol.
Los pingüinos son muy vulnerables y tímidos, por lo cual no hay que tocarlos, hay que mantenerse a una importante distancia de ellos. Según algunos carteles, la distancia mínima es 10mt y según otros hay que retirarse de la playa donde ellos viven antes de que salgan del mar para que puedan volver a sus hogares. Si nosotros los molestamos, estamos demasiado cerca o intervenimos en su camino, probablemente ellos y sus crías mueran, ya que vuelven a ingresar al mar dejando hambrientos a los polluelos de los nidos y aislándose.
Cuarto intento en “The Catlines Forest Park”
Agarramos nuestras mochilas con nuestro nuevo conocimiento en pingüinos, y seguimos bajando más al sur. Las rutas comienzan a tener hielo y con muy poco flujo de autos, el frío se siente más. Los pueblos están mucho más vacíos, hay pocas estaciones de servicio, las opciones de alojamiento disminuyen, y el frío hace que no siempre podamos dormir en la carpevan, así que a veces buscamos hosteles, los cuales comienzan a ser más caros en esta zona.
Llegamos a Catline Forest Park: no alcanzan las fotos para mostrar los bellos paisajes que tiene este lugar. Como casi siempre, al llegar fuimos a información turística para conseguir un super mapa de la zona y allí nos contaron que podíamos ver pingüinos sin tener que pagar, en Nugget Point (uno de los mejores puntos para conocer del parque y del país).!. Así que hacia ahí fuimos!. Llegamos a las 4pm, hora en la que comienza a caer el sol, y así fue! tres dulces pingüinos saliendo del mar! Los miradores están muy lejos de ellos, pero lo importante es que estaban ahí, y también nosotros para ver ese tan único momento. Estas bellas criaturas saliendo del mar y jugueteando en al agua.
Catline Forest Park, tiene muchos puntos de atracción para recorrer, lentamente fuimos visitando todos. Como por ejemplo las “Purakaunui Falls”, unas grandes cascadas escondidas en el medio del bosque. Luego de ver desde lejos a los pingüinos en Nugget Point, nos agarró la noche, por lo que dormimos en Kaka Point, en un camping cercano y con -6°C de temperatura. Ahí conocimos a una familia viajera, a la cual le contamos toda nuestra experiencia con los pingüinos, y ellos nos dijeron que uno de los últimos puntos del parque, llamado Curio Bay,los pingüinos pasan caminando por al lado tuyo…. Si miramos en el mapa de Nueva Zelanda… me atrevería a decir que entre otros pocos es uno de los últimos puntos del país. Miramos nuevamente el mapa, y vimos que también podíamos ver delfines (a partir de noviembre) y más leones marinos en ese lugar.
Luego de visitar el resto de los puntos, ya con muy poca nafta, frío, y con la noche en los hombros (aclaro que el sol cae a las 5pm), fuimos a un pueblo llamado Waikawa, con la idea de pasar la noche ahí y al otro día ir a Curio Bay, ya que era el pueblo siguiente. Al llegar, nos encontramos con casi nada. Para que se den una idea, nos sentíamos en la película “Soy leyenda” o “En el día después de mañana”, una iglesia, pocas casas y vacías, nadie en la calle, hostels cerrados, frío, el sol oculto, una entrada de mar que forma un lago congelado, todo bastante tenebroso para tener poca nafta y con poco sol, pero bueno, estamos en Nueva Zelanda… supuestamente unos de los lugares mas seguros del mundo, y no leí nada sobre zombis por la zona. Así que sin miedo igual seguimos de largo hasta Curio Bay, con la ilusión de encontrar un lugar para dormir… y así fue.
Cuarto intento de ver pingüinos y ya de viciosos… en Curio Bay
Llegamos, como todos unos profesionales a la playa, en el horario y lugar indicado, esta vez, no hay exactamente un mirador, sino unas escaleras hacia la playa, las cuales serían “el mirador”. Había carteles que explicaban del cuidado que debemos tener al visitarlos y que nos mantengamos por lo menos a 10mt de los pingüinos. Tomamos unos 3 mates sentaditos en las escaleras, el sol ocultándose tras las montañas y como si fuese poco.. la luna llena sobre el mar… Es ahí cuando vemos salir al primer pingüino del mar, estaba muy muy lejos, por lo que baje sola a la playa para acercarme un poco, pero no tanto. Me senté en una roca llena de hielo, a mirar al lejano pingüino… Después de unos 20minutos, ya sin sentir mi trasero congelado, miro de chusma a Álvaro para ver que hace ya que el se encontraba en el mirador tomando mate. A lo lejos veo que me hace una seña de que me quede quieta y que mire frente a mi. Giro mi cabeza lentamente, y si señor…. un pingüino salió del mar justo en dirección a mi. No sabia que hacer… más que hacerme pipi encima, el momento tan preciado me sorprendió de cerca. Solo esperaba que él no se dirija hacia mi, porque no quería asustarlo, ni hacer nada que lo perjudicara, pero así fue, el no paraba de caminar hacia mi. Así que me fui moviendo lentamente abriéndole camino, y el paso como cual dueño de su playa hacia su nido.
Así que me hice pis, llore de emoción… y me fui feliz a casa…
Todos soñamos con diferentes cosas, en mi caso, el vivir una experiencia así, tan única y natural, con un ser libre, que no este afectado por las manos del hombre, eso es un sueño cumplido para mi. Y el hecho de que me haya resultado difícil verlo, y que lo tenga que hacer a la distancia para no molestarlo, fue más gratificante aún.
Videos de los pingüinos saliendo del mar, camino al nido.
Klando
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IM-PRE-SIO-NAN-TE….!!!!!
Sigo todos y cada uno de tus post, espero estar pronto por aquellos lados..
Saludos desde Córdoba, Argentina.
PALABRAS DE GONZALO: ESTO QUE CONTASTE ME GUSTO MUCHO LOS PINGUINOS Y LA PARTE DE LOS ZOMBIS!!!!
GRACIELA: VOS TE HICISTE PIS?
Buenísimas las imágenes que tomaron de los pinguinos, pero me parece o hay por ahi se ven más pinguinos en gente??