Después de la visita a la pequeña Dogubeyazit, me sentía en una Turquía diferente. Toda la idea que me había hecho de esa Turquía Occidental, se había hecho un bollito de papel y tuve que tirarla a la basura para empezar a escribir una nueva historia. Una historia un poco más triste pero más original, con personajes que ya no hablaban inglés, con montañas abruptas, con paisajes desorientadores, casas de té pequeñas, llenas de humo y terrones de azúcar. En Kars, las miradas y los rostros de quienes me veían pasar, ya ocultaban una historia diferente. Me hacía sentir casi en Armenia, aunque nunca lo visité, me recordaba a los domingos en familia en la casa de mi ex compañera. Familieros, charlatanes, simpáticos, sonrientes pero serios, tomaban té y comían semillitas de girasol. El viaje de Dogubeyazit hasta Kars fue una odisea, pero ya al bajar del micro, sentí que valía la pena.
Caminé con la mochila a cuestas hasta encontrar un hostel en donde pude negociar el precio. Acababa de llover, las veredas estaban mojadas y había que pisar con cuidado evitando la típica baldosa traicionera. Entré a varios hoteles, pero, o bien eran muy caros o no me convencían del todo. Encontré uno medio escondido, en donde el encargado estaba, como dije antes, sentado afuera con una silla de caño antigua, tomando té y comiendo semillitas de girasol.
El lugar no parecía lindo, ni tampoco lo era, olía a humedad, las sábanas no parecían haber sido cambiadas por mucho tiempo, pero era barato y quien lo atendía me cayó simpático. Sinceramente ya no recuerdo su nombre, sin embargo, si lo cruzara nuevamente en la calle, podría identificarlo sin ningún problema. Petiso, orejón, medio pelado, ojos grandes y nariz salida. Algunos dientes ya habían renunciado a su labor y otros, yacían casi desintegrados. Fumaba cerca de 4 paquetes de cigarrillos por día y en la otra mano siempre llevaba su pequeña taza de té. Del bolsillo sacaba esas semillas cuyas cascaras cubrían la escalera, los pasillos y la sala de estar. Nos sentábamos cada mañana a mirar el noticiero, comer queso Fetta con aceitunas, tomate y el clásico té oscuro energizante turco. Él petiso me criticaba porque decía que con mi barba y el pañuelo que usaba alrededor del cuello, parecía un terrorista, y siempre me lo tironeaba para que me lo saque. Un día me ganó por cansancio y lo deje en la habitación.
Kars y una historia contada en edificios.
Turquía es mucho más que la popular Estambul. Cada ciudad que visitamos en el oriente, nos fue sorprendiendo aún más. Estábamos en el final del recorrido por aquellas tierras y decidimos hacer una parada en esta ciudad, más que nada, porque habíamos escuchado el nombre en la historia Armenia y porque era parada obligada la visita a las ruinas de la antigua capital del reino Armenio, Ani.
Antes de que Ani se convierta en la capital del reino de Armenio, lo fue Kars. Esta ciudad, hoy con una población de 75mil habitantes, acumula edificios y monumentos turcos, armenios y rusos, además de haber sufrido de los saqueos de los mongoles y muchas otras civilizaciones que quisieron adueñarse de las tierras.
Al llegar podemos ver en el punto mas alto de la ciudad el castillo, y la ciudad medieval a los alrededores, flameando en todos lados la orgullosa bandera turca. Miles de jóvenes caminan todos los días por esta ciudad ya que además de ser la capital del estado de Kars, posee las universidades mas importantes del Este de Turquía.
Pero no todo fue así en el pasado. Hace cien años atrás, Kars no era más que un pueblo, habitada por armenios y gobernada, por mucho tiempo, por los rusos. Por esta razón, todavía es posible ver edificios rusos en las afueras del predio del Castillo. Lo más interesante de esta ciudad, son sus ruinas, sus edificios antiguos que recuerdan a cada habitante su historia. Para que nos comprendas de lo que estamos hablando mas adelante compartimos fotos que la describen tal cual es.
Ani: La ciudad de las mil y una iglesias.
Esta ex-ciudad, (actualmente solo edificios desmoronados en la frontera Armenia) fue testigo de muchas conquistas y guerras, hasta que finalmente el estado turco decidió quedarse con las tierras. Está ubicada a unos 50km de Kars y lamentablemente no hay buses públicos que nos dejen ahí. Pensé en hacer dedo, pero luego algunas personas que acababan de visitarla me dijeron que el tránsito es escaso y debido a que no hay nada mas que pequeñas aldeas llegar allí por cuenta propia se hace difícil. Opté por pagarle a un guía, prácticamente el único de Kars que te lleva a la ciudad, el cuál por varias razones no me resulta una persona para recomendar. Hablando con él en el camino, escuché por primera vez el otro punto de vista respecto al genocidio armenio. Según él, Armenia se unió con Rusia durante la guerra, lo que llevó a Turquía actuar al respecto, ya que los rusos solo estaban interesados en conquistar terreno. Por ende, lo que la mayor parte del mundo conoce como genocidio Armenio, para él, fueron personas afectadas por la guerra que comenzó cuando Rusia decidió invadir su país. Pero al llegar a Ani, uno claramente comienza a comprender qué sucedió ahi.
Un poco de la historia de Ani:
La historia de Ani podría llevarnos muchos posts para contarla, por eso vamos hacer un breve resumen de todo lo sucedido en aquel lugar y al final de la nota, dejamos las referencias para quienes quieran seguir leyendo al respecto.
Se cree que esta ciudad fue fundada aproximadamente en el año 3000AC, de la antigua Era de Bronce y no existen registros de ella hasta los textos armenios del año 500 DC. Para ese entonces el reino de Armenia estaba dividido en dos: Artzruni y Bagradit. En el año 971 DC el reino de Bagradit decide mudar su capital a Ani. Este hecho hace que Ani, en ese momento una pequeña aldea, con el paso de los años se transforme en una de las ciudades más importantes de Medio Oriente a la altura de Bagdad y Constantinopla de aquellos tiempos. Con el pasar de los años otras civilizaciones la conquistaron, como por ejemplo: Bizantinos, mongoles, rusos, georgianos y finalmente los turcos logran quedarse con el poder. Sin embargo debido a las fuertes guerras, cambios de gobiernos, conquistas, los habitantes de Ani empezaron a cansarse de vivir allí y para el año 1750, la ciudad ya era casi ruinas.
Pero ¿por qué la ciudad queda completamente destruida? Varias teorías pero mejor enfocarse en lo comprobable y aquí comienza lo interesante de esta historia. Ani era una ciudad de Armenia. Sus iglesias eran Católicas, su edificación y arquitectura provenía de la imaginación de los armenios y eso, para Turquía, no era algo aceptable. Cada invasión que sufrió esta ciudad la fue convirtiendo en un montón de ladrillos, algunos terremotos tiraron las cúpulas y los domos de las iglesias, los ladrones de tesoros también tienen su culpa, sin embargo, el mayor daño surgió cuando los turcos intentan hacer desaparecer del área todo rastro de cultura armenia. ¿Por qué intentan hacer desaparecer esos rastros? La respuesta se puede observar a lo largo de toda la historia universal. El ganador borra al perdedor de la historia. Destruye sus dioses, su arte, sus memorias y todo lo que identifica a ese pueblo. Con el pasar de las generaciones, al no existir una prueba material de la historia, esa cultura se olvida su identificación hasta desaparecer en el olvido. Eso intentaron hacer los turcos con los Armenios.
Recorriendo las ruinas pudimos ver carteles escritos en Armenio y pintados encima. Iglesias convertidas en mezquitas, cruces destruidas y casi todo símbolo religioso fue desaparecido.
Ani está rodeada por el río Akhourian, el cual funciona de linea fronteriza entre Armenia y Turquía y muy cerca de allí encontramos la Aldea de Ocakli. Desde los antiguos edificios de Ani, es posible ver las torres militares de control fronterizo de Armenia, como también la mina a cielo abierto desde donde se extraen piedras para la construcción de iglesias en Yerevan.
De los edificios destacados de Ani podemos nombrar y mostrar en foto: La catedral, La iglesia de San Gregorio, el puente, La iglesia del Salvador. Sin embargo el solo hecho de caminar por las ruinas de esta ciudad, nos hace sentir la melancolía del pasado, la riqueza y la importancia de esta ciudad que por negligencia del ser humano se ha convertido en ruinas.
Pero la ciudad de Ani, no es todo lo que podemos ver en superficie. Al igual que lo que vimos en Cappadocia, Ani esta rodeada de montañas excavadas con cientos de pequeños habitáculos donde los habitantes se refugiaban y otros vivían allí. Al ver las ruinas de Ani, no podemos imaginarnos que en tan pequeño espacio físico, hayan vivido 200mil personas. La explicación son esas cuevas escarbada que podemos ver en los alrededores del río.
Kars y Ani: registro fotográfico.
Para no perder la costumbre, hemos armado un porfolio de las imágenes de estas dos ciudades, que posiblemente cuenten mas que nuestro propio relato.
Kars:
Ani:
Referencias y bibliografia:
1.- VirtualAni.org, el portal de la historia de Ani.
2.- Breve resumen de Ani, por 100 años, 100 hechos, portal Armenio.
3.- Wikipedia, Ani.